Avoid This Disease-Causing Ingredient Hidden In Our Foods

Evite este ingrediente causante de enfermedades que se esconde en nuestros alimentos

Desde su introducción en la década de 1970, el glifosato (el ingrediente activo del herbicida Roundup) se ha convertido en una presencia omnipresente en la agricultura y la producción de alimentos. Inicialmente aclamado como un herbicida milagroso, el glifosato ahora se encuentra en una asombrosa variedad de alimentos, incluso aquellos comercializados como "saludables", y está implicado en las crecientes tasas de enfermedades crónicas como el cáncer de hígado y tiroides, la diabetes, los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Crohn, el autismo y las muertes relacionadas con la obesidad. En este artículo, exploraremos la evidencia científica que vincula la exposición al glifosato con estas afecciones, cómo el glifosato terminó en nuestro suministro de alimentos y consejos prácticos para evitar esta sustancia química tóxica .
 
El glifosato en nuestros alimentos
 
El glifosato se utiliza ampliamente en la agricultura moderna, no sólo para controlar las malas hierbas, sino también para secar los cultivos antes de la cosecha, lo que permite a los agricultores recolectarlos más rápidamente. Este proceso de "desecación" deja residuos de glifosato en los alimentos que consumimos. Los siguientes productos de consumo habitual contienen niveles detectables de glifosato:
*Granola: Quaker, KIND, Back to Nature, Nature Valley
*Avena instantánea: Giant, Quaker, Umpqua, Market Pantry
*Avena integral: Quaker, Bob's Red Mill, Nature's Path, Whole Foods
*Cereales: Kashi, Kellogg's (incluidos Lucky Charms, Cheerios)
*Bares de snacks: Quaker, KIND, Nature Valley, Kellogg's
*Jugo de naranja: Tropicana, Minute Maid, Signature Farms, Kirkland
*Galletas: Cheez-Its, Ritz, Triscuits, Goldfish
*Galletas: Annie's, Kashi, Nabisco (Oreos)
*Papas fritas: Stacy's, Lay's, Doritos, Fritos
*Helado: Ben & Jerry's
*Productos de algodón no orgánico: tampones, ropa.
*Agua del grifo: Se han detectado trazas en los suministros de agua municipales.
El glifosato y los crecientes problemas de salud
 
Numerosos estudios han puesto de relieve una correlación preocupante entre el aumento del uso de glifosato y el aumento de varias enfermedades crónicas. A continuación, se indican algunos de los hallazgos más contundentes:

Cáncer de hígado y cáncer de tiroides
 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) han clasificado al glifosato como probable carcinógeno humano. Los estudios han vinculado la exposición al glifosato con un mayor riesgo de cáncer de hígado y tiroides, y hay pruebas que muestran un aumento dependiente de la dosis en las tasas de cáncer entre las personas con mayor exposición.
Por ejemplo, un estudio de 2017 publicado en la revista Environmental Health Perspectives encontró que las personas expuestas al glifosato tenían un riesgo significativamente mayor de linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta el tejido linfático y a menudo se propaga al hígado y la tiroides.
 
Trastornos neurológicos: Alzheimer, Parkinson y demencia
 
Se cree que el glifosato es neurotóxico y cada vez hay más pruebas que vinculan su uso con trastornos neurológicos. Un estudio de 2018 publicado en Neurotoxicology descubrió que la exposición al glifosato podría alterar la función mitocondrial, que es fundamental para la salud cerebral. Se cree que esta alteración contribuye a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
 
Diabetes y obesidad
 
El aumento de la diabetes y la obesidad en los EE. UU. ha coincidido con el aumento del uso de glifosato, en particular en cultivos modificados genéticamente (GM) como el maíz y la soja. Se cree que el glifosato interfiere con la capacidad del cuerpo para regular la glucosa, lo que aumenta el riesgo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Un estudio de 2019 publicado en el Journal of Environmental Science and Technology descubrió que la exposición al glifosato estaba asociada con un mayor riesgo de trastornos metabólicos, incluida la obesidad y la diabetes.
 
 
La enfermedad de Crohn y el autismo
El potencial del glifosato para alterar la salud intestinal y el microbioma ha sido ampliamente documentado. Algunos estudios sugieren que la exposición al glifosato puede exacerbar trastornos gastrointestinales como la enfermedad de Crohn. Además, la evidencia emergente de una investigación publicada en el Journal of Environmental Health sugiere un vínculo potencial entre la exposición al glifosato y un aumento en las tasas de trastorno del espectro autista (TEA), particularmente en niños cuyas madres estuvieron expuestas durante el embarazo.
Accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular
 
Además del cáncer y las enfermedades neurológicas, se ha demostrado que el glifosato está asociado con enfermedades cardiovasculares, incluidos los accidentes cerebrovasculares. Una investigación publicada en The Lancet identificó la exposición al glifosato como un factor que contribuye al daño cardiovascular, en particular en personas con exposición prolongada debido a que viven cerca de áreas agrícolas o consumen alimentos con altos niveles de residuos de pesticidas.
¿Por qué se permitió el glifosato en nuestros alimentos?
 
El glifosato fue introducido por primera vez en el mercado por Monsanto (ahora parte de Bayer) en la década de 1970. En ese momento, el herbicida se consideró un gran avance en el control de las malezas y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) aprobó su uso en prácticas agrícolas. A pesar de la creciente evidencia de su toxicidad a lo largo de los años, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y la EPA han seguido permitiendo el uso del glifosato, citando estudios de la industria y el argumento de que los residuos de glifosato en los alimentos permanecen dentro de límites "seguros".
Sin embargo, los críticos sostienen que las normas de la FDA están desactualizadas y que no se han abordado adecuadamente los riesgos para la salud que supone la exposición prolongada y de bajo nivel al glifosato. La FDA ha sido criticada por depender en gran medida de estudios financiados por las mismas empresas que producen el glifosato, lo que genera inquietudes sobre conflictos de intereses y la minuciosidad de la supervisión regulatoria.
Los peligros de las alternativas al glifosato: el paraquat
 
El paraquat, otro herbicida de uso común, se cita a menudo como alternativa al glifosato. Si bien es eficaz para eliminar las malas hierbas, el paraquat es significativamente más tóxico y su uso ha sido prohibido o severamente restringido en muchos países. En los EE. UU., todavía se usa en ciertos cultivos y, al igual que el glifosato, es una neurotoxina que se ha vinculado con la enfermedad de Parkinson. De hecho, se ha descubierto que el paraquat aumenta el riesgo de desarrollar Parkinson hasta en un 500 % en personas que han estado expuestas a él durante un largo período de tiempo.
Cómo evitar el glifosato
 
Reducir su exposición al glifosato es crucial y hay varias medidas que puede tomar para minimizar los riesgos:
1. Compre productos orgánicos: los alimentos orgánicos se cultivan sin pesticidas sintéticos, incluido el glifosato. Busque la certificación orgánica del USDA para asegurarse de elegir alimentos libres de residuos de glifosato.
2. Lea las etiquetas: El Proyecto Detox, que realiza pruebas para detectar sustancias químicas tóxicas, lanzó recientemente una etiqueta “libre de residuos de glifosato” que las empresas pueden solicitar para certificar sus productos. Hasta que se implemente de manera más amplia, es más probable (aunque no está garantizado) que evite la exposición al optar por alimentos etiquetados como “orgánicos certificados”.
3. Cultiva tus propios alimentos: si es posible, cultiva tus propias frutas y verduras utilizando métodos orgánicos. Los productos cultivados en casa te darán un mayor control sobre el uso de pesticidas.
4. Diversifique su dieta: comer una dieta variada reduce el riesgo de acumular glifosato de una sola fuente de alimento.
5. Apoyar el cambio legislativo: Abogar por una regulación más estricta y mejores leyes de etiquetado para garantizar que los consumidores tengan más transparencia con respecto a los residuos de pesticidas en los alimentos.

Cada vez hay más pruebas que vinculan el glifosato con un aumento alarmante de las enfermedades crónicas. El glifosato sigue estando presente en alimentos comunes (desde cereales para el desayuno y aperitivos hasta zumos e incluso helados), lo que demuestra claramente que este uso generalizado de sustancias químicas está afectando a la salud pública. Aunque la FDA y otros organismos reguladores siguen permitiendo su uso, los consumidores deben tomar medidas, elegir productos orgánicos y abogar por una normativa más estricta para proteger a las generaciones futuras.
Al tomar decisiones informadas, podemos trabajar para reducir nuestra exposición al glifosato y proteger nuestra salud de la creciente lista de enfermedades vinculadas a esta sustancia química dañina.
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